"Los perros son seres maravillosos que estaban aquí antes que nosotros, deberíamos aprender a conocerlos y respetarlos tal y como son. Conocerlos, comprenderlos y ser amables con ellos. El resto lo hacen ellos, es muy fácil" Jaime Vidal "Santi"

viernes, 10 de febrero de 2012

EL ESTRÉS EN ANIMALES: parte 1

Hemos encontrado estos artículos muy interesantes sobre qué es el estrés en perros y cuáles pueden ser sus síntomas. El artículo está dividido en 3 partes. Hasta hoy solo hay publicadas las dos primeras partes. Es un artículo escrito por Celeste Roig Etóloga Veterinaria.



El estrés en los animales (Parte1)

Antes de nada debemos empezar por definir qué es el estrés: Es un cambio fisiológico que permite al organismo adaptarse ante una situación nueva, impredecible o que no está bajo control. Solemos asociar el estrés a la falta de tiempo o al exceso de trabajo, es decir, a una situación desagradable, pero, en realidad, los cambios que se producen en el organismo a nivel de hormonas y neurotransmisores en estas situaciones son idénticos, tanto si tenemos un examen o un accidente de coche como si estamos haciendo puenting o nuestro equipo marca el gol que le da la victoria; y es que, al fin y al cabo, el estrés no es más que un baile de numerosas hormonas y neurotransmisores, sobre las que no quiero profundizar en este artículo, pero de las que hay que destacar la Adrenalina, el Cortisol y la Serotonina.
Esta definición nos lleva a pensar que este baile de hormonas y neurotransmisores ocurre en cualquier organismo, incluido el de nuestras mascotas, y como hemos visto, no sólo cuando se asustan o tienen miedo, sino también cuando se alegran, se activan o se excitan.
Pues bien, para entender el porqué de este mecanismo tenemos que remontarnos a hace unos millones de años, cuando el estrés nos preparaba (tanto a los animales como a las personas) para lo que iba a venir: huir o luchar. Es decir, cuando necesitábamos adaptar nuestro cuerpo a unas exigencias que no eran habituales, ya fuera porque había que cazar o porque había que huir de un depredador. Ante estas situaciones es cuando se liberan las hormonas: se dilatan las pupilas para ver mejor; se acelera el corazón y se aumenta la presión sanguínea, para hacer llegar más sangre y oxígeno a los músculos, que aumentan su tensión preparados para actuar; se contraen los capilares para evitar la pérdida de sangre en caso de heridas; aumentaba la temperatura, la sudoración,… es decir, se desvía toda la energía al aparato locomotor, deteniendo todos los sistemas que no influyen en la supervivencia, como el urinario o el digestivo, hasta el crecimiento (incluyendo la regeneración de tejidos, por ejemplo, el pelo). Todo esto es lo que pasaría si nos viéramos en una situación de peligro. Este estrés nos ha permitido vivir y sobrevivir a lo largo de los años; y no nos equivoquemos, es lo que nos permite seguir vivos ahora, pero actualmente, ¿es necesario todo esto? Hoy en día estas situaciones ya no se dan, aunque cada día, en cualquier tarea que hagamos, el organismo sigue preparándonos para la huida o la lucha, aunque ésta nunca vaya a ocurrir y simplemente estemos esperando una llamada.
En resumen, todos estos cambios en nuestro organismo sirven para que en una situación de estrés el cuerpo pueda actuar sin pararse a pensar, como si de reflejos se tratara, apareciendo lo que llamamos conductas instintivas, pues si me persigue un león no puedo perder tiempo en decidir qué hago, simplemente actúo.
Entonces, ¿Por qué nos preocupa tanto el estrés? El problema no es el estrés en sí mismo o la situación que lo provoque, todo depende de cómo gestione cada individuo el altibajo hormonal que supone cada situación estresante. Cuando estas situaciones se repiten continuamente, o se producen con más intensidad o frecuencia de lo que el animal puede manejar, aparece lo que se conoce como estrés crónico. El problema que supone esto es que, habiendo visto todos los cambios que produce el estrés, es fácil entender que si se presentan de forma crónica puede verse perjudicada seriamente la salud. Además, los niveles de estrés elevados incluso cambian nuestra percepción de las cosas: una misma situación puede ser interpretada como algo agradable o como algo muy desagradable según nuestros niveles de estrés (el tema de la comunicación vendrá en próximos artículos). Pero, ¿es necesario que el estímulo sea muy grande para elevar mucho los niveles de estrés? La respuesta es NO. Una repetición de estímulos pequeños puede llegar a producir unos niveles muy elevados. Esto es debido a que la liberación de Adrenalina se produce durante los 15 minutos posteriores al estímulo, pero esta adrenalina liberada a sangre puede llegar a durar varios días en el organismo, por lo que con pequeños estímulos repetidos se pueden llegar a producir grandes activaciones. Además, debido a esta duración en el organismo pueden llegar a producirse comportamientos provocados por estrés horas o, incluso días después de haberse presentado los estímulos que los han provocado.
Probablemente, todo esto de lo que hemos hablado, a los propietarios de gatos no les resultará extraño o desconocido pues todo propietario de gato es un gran conocedor de la enorme sensibilidad que tienen los gatos para que un estímulo, por minúsculo que sea (como cambiar el ambientador de casa, el sofá de sitio o el color de una pared), produzca un elevado nivel de estrés, llegando a provocar problemas de comportamiento muy variados que pueden ir desde orinar fuera de la bandeja hasta arrancarse el pelo o autolesionarse.
Como este tema es muy largo, voy a dividir este artículo en 3 partes. En la próxima parte os hablare de los factores que pueden causar estrés, haciendo hincapié en los que encontramos dentro de las actividades de la vida diaria que compartimos con nuestras mascotas.
¡Feliz Navidad!
Celeste Roig
Veterinaria Etóloga


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